Los defensores de la privacidad y los derechos han empezado el 2013 con todo. Y si no lo creen, vean las críticas que ya han recibido gigantes informáticos como Facebook (vía Instagram) y Microsoft (vía Skype). Pues bien, ahora es el turno de WhatsApp de sentarse en el banquillo de los acusados, que nuevamente es señalada por la forma en que maneja la privacidad de los datos de los usuarios.
La acusación tiene origen en dos países muy celosos acerca del tema privacidad como lo son Holanda y Canadá. Así, y amparados bajo las leyes de privacidad vigentes, organizaciones de ambos países han unido esfuerzos para desnudar los problemas y los puntos oscuros acerca de las prácticas relacionadas a la privacidad por parte de la aplicación de mensajería instantánea móvil.
Las denuncias llegan tras una investigación desarrollada en forma conjunta por el Comisariado para la protección de la vida privada (de Canadá) y la Oficina de Protección de Datos CBP (de Holanda). Ambas instituciones han analizado el funcionamiento del servicio de WhatsApp y han detectado irregularidades que atentan contra las leyes de protección de ambos países.Los principales problemas señalados tienen que ver con el hecho de compartir la agenda de contactos y con los agujeros de seguridad que pueden encontrarse en la propia app.
En cuanto a la primera problemática, tanto Holanda como Canadá tienen leyes que prohíben la copia de datos privados sin un propósito específico. Es decir, cualquier aplicación que quiera realizar una recolección de datos sensibles de los usuarios tiene que poseer un objetivo claramente establecido para realizarlo.
Así, el funcionamiento de WhatsApp atentaría contra estas leyes, dado que la app copia la agenda de contactos de los usuarios que se almacena permanentemente en los servidores de WhatsApp. Este accionar es necesario para cotejar quiénes tiene la app instalada y quienes no, pero los usuarios en ningún momento consienten a la copia y al almacenamiento de sus datos en los servidores.
Por otra parte, los agujeros de seguridad en la aplicación también han sido apuntados por la investigación. Sucede que en sus análisis, las organizaciones han descubierto que la encriptación de los mensajes es realmente pobre. Ello es así dado que los textos que se envían desde los dispositivos móviles solo están protegidos por una contraseña sencilla, que puede ser fácilmente descifrada por usuarios maliciosos.
De esta manera, cualquier persona con algo de conocimiento en seguridad podría interceptar los mensajes y leer todos sus contenidos. Además, tal debilidad le daría al intruso la posibilidad de robar la identidad del usuario de WhatsApp, un delito de una gravedad mayúscula y una amenaza realmente seria para el servicio.
Pese a que la investigación fue fruto del esfuerzo de los dos países, lo cierto es que tanto Holanda como Canadá han presentado informes diferenciados. Esto resulta más que lógico si se tiene en cuenta que la legislación de cada país es muy diferente con respecto a este espinoso tema. Habrá que ver en qué terminan estos informes, ya que de momento WhatsApp no ha hecho comentario acerca de los mismos. Por lo menos, el llamado de atención a los usuarios ya está hecho y puede que resulte catastrófico para la popularidad de la app, que poco a poco ve como sus alternativas ganan terreno con una fórmula mejorada de mensajería instantánea móvil.